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Trastorno o disfunción del estado del ánimo

 

Un episodio afectivo alude a cualquier periodo vivido de modo subjetivamente profundo e intenso por una persona que hace que se sienta triste o ‘feliz’ en un grado anormal.

 

El episodio debe tener intensidad suficiente para provocar tensión física personal o interpersonal, o interferir en su actividad laboral, su vida en sociedad (retraimiento o conflictos) o en aspectos importantes de su vida.

 

Episodio depresivo mayor. Durante al menos dos semanas, una persona se siente constantemente deprimido/a, no puede disfrutar la vida, tiene problemas para comer y dormir, sentimientos de culpa, poca energía, dificultad para concentrarse y tiene pensamientos en torno a la muerte.

 

Episodio maníaco. Durante al menos una semana, la persona se siente eufórica (o en ocasiones sólo irritable), puede tener ideas de grandeza, hablar en exceso, mostrarse hiperactiva y tender a la distracción. Este mal juicio conduce a una disfunción social o en su actividad laboral.

 

El lenguaje puede mostrar lo que se denomina “fuga” de ideas. A lo largo del discurso, una idea y la siguiente no se expresan hiladas. La persona puede alejarse mucho del tema de la conversación inicial que entabla (incluso monologar).

 

Episodio hipomaníaco. Es muy similar a un episodio maníaco, pero de menor duración y menos intenso. Las consecuencias negativas para su vida son menores.

Varias situaciones simultaneas pueden desvelar que existe una depresión que requiere tratamiento ("no es algo pasajero o de poca importancia que pasará,...").

 

No todas las personas pueden reconocer o describir claramente cómo se sienten.

 

Los síntomas de la depresión pueden variar mucho de una persona a otra. Una persona puede sentirse lenta y con tendencia a llorar; otra persona podría sonreír y negar que algo de importancia val mal. Como hemos mencionado, algunas personas duermen y comen excesivamente; otras se quejan de insomnio, lo califican subjetivamente de ‘anorexia’ o falta de apetito.

 

Algunos pacientes en realidad no se sienten deprimidos; experimentan la depresión como pérdida del placer o disminución del interés en sus actividades usuales (incluidas sus relaciones sexuales).

 

Un elemento crucial es que el episodio debe representar un cambio evidente en la persona. Si el paciente no lo identifica (algunos están demasiado afectados para prestar atención o demasiado apáticos para preocuparse), la familia o los amigos pueden darse cuenta de este cambio.

 

Los pacientes deprimidos suelen sentirse fatigados, con cansancio o disminución de la energía. Su conversación o movimientos físicos son lentos de forma evidente.

 

El lenguaje puede mostrar un volumen muy bajo o inaudible. Algunos pacientes sólo dejan de hablar, excepto en respuesta a una pregunta directa. Algunos pacientes deprimidos se sienten tan ansiosos que se agitan. La agitación puede expresarse mediante sudoración continuada de las manos, caminar de un lado a otro de modo continuo, o sintiéndose incapaces para mantenerse en reposo sentados/as. Los/las pacientes deprimidos/as se autoevalúan con una autoestima baja o con culpa.

 

Algunas personas desarrollan una dificultad para la concentración (real o percibida) tan intensa que en ocasiones puede diagnosticarse de manera errónea como enfermedad neurológica.

 

Los síntomas depresivos más graves son las ideas de muerte, los (auto)deseos de muerte y las ideas suicidas, puesto que existe un riesgo real de que la persona actúe. En estos casos existe recomendación de consulta a Psiquiatría, de la cual se informaría a la persona o familiares.

 

Trastorno específico del Estado del Animo

 

Un trastorno del estado de ánimo es un patrón anómalo y continuado de episodios que deriva de un estado de ánimo alterado.

 

Casi todas las personas que tienen un trastorno del estado de ánimo experimentan depresión en algún momento, algunas también tienen exaltaciones del estado de ánimo. Muchos trastornos del estado de ánimo tienen en sus primeros estadios un episodio del estado de ánimo. Pueden encuadrarse en estas categorías:

 

TRASTORNOS DEPRESIVOS

 

La depresión suele experimentarse como un abatimiento del estado de ánimo normal; las personas pueden describir que se sienten infelices, melancólicas o tristes.

 

Trastorno depresivo mayor. Los pacientes no tienen episodios maníacos o hipomaníacos, pero han padecido uno o más episodios depresivos mayores. El trastorno

depresivo mayor puede ser recurrente (constante) o de episodio único (dos semanas es el criterio temporal de corte por acuerdo científico).

 

Trastorno depresivo persistente (distimia). No existen fases de exaltación. Esta variedad de depresión no suele tener gravedad suficiente para considerarse un episodio de depresión mayor (dos semanas). Algunas opiniones solventes incluyen en este capítulo la depresión crónica.

 

Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo. El estado de ánimo se mantiene negativo y existen explosiones de ira frecuentes e intensas.

 

Trastorno disfórico premenstrual. Síntomas de depresión y ansiedad días antes de la menstruación.

 

Trastorno depresivo inducido por sustancias o medicamentos. Síntomas depresivos producidos por consumo de alcohol y otras sustancias, en fase de intoxicación o abstinencia (Ver Área de Intervención Trastornos por consumo de sustancias).

 

TRASTORNO BIPOLAR Y RELACIONADOS

 

Alrededor del 25% de los pacientes con trastornos del estado de ánimo experimenta episodios maníacos o hipomaníacos (exaltación anómala y disfuncional del estado del ánimo). Casi todos ellos están afectados por episodios de depresión. La intensidad y la duración de los altibajos determinan el tipo específico de trastorno bipolar.

 

Trastorno bipolar I. Debe presentarse por lo menos un episodio maníaco (exaltación); la mayor parte de las personas con trastorno bipolar I también ha tenido un episodio depresivo mayor, pero no es requisito necesario.

 

Trastorno bipolar II. Existe un episodio hipomaníaco (menor duración e intensidad que uno maníaco) y un episodio depresivo mayor.

 

Trastorno ciclotímico. Estos pacientes muestran oscilaciones repetidas del estado de ánimo, pero ninguna variación con gravedad suficiente para considerarse un episodio depresivo mayor o maníaco.

 

Trastorno bipolar inducido por sustancias o medicamentos. El alcohol u otras sustancias

(intoxicación o abstinencia) pueden provocar síntomas maníacos o hipomaníacos.

 

Otras causas de síntomas depresivos y maníacos

 

Trastorno de adaptación con estado de ánimo deprimido. Este término se refiere a que la persona muestra conductas que no le permiten adaptarse al estrés de la vida cotidiana.

 

Trastornos de la personalidad (Ver Área de Intervención correspondiente). El estado de ánimo desadaptado se menciona de manera específica en los criterios para el trastorno de la personalidad limítrofe (Trastorno límite de la Personalidad, TLP).

 

El estado de ánimo deprimido acompaña frecuentemente a los trastornos de la personalidad evitativos de la realidad, o dependientes, o los que cursan con histrionismo (personas actúan de una manera desadaptativamente exacerbaba, emocional y dramática, con la finalidad de atraer atención) y que, por tanto, causa dificultad persistente a su núcleo familiar o conviviente.

 

Duelo. La tristeza por la muerte de un pariente o amigo es una experiencia frecuente a lo largo de la vida de una persona. Un duelo es una reacción normal ante un tipo particular de factor estresante, y no se conceptúa como un trastorno, sino como una dificultad añadida que sí podría complicarse por su cronicidad o falta de elaboración.

 

La depresión puede acompañar a muchas otras dificultades de gravedad variable, algunas podrían ponerse de manifiesto durante la fase de evaluación y requeriría la colaboración de Psiquiatría, en su caso requeriría pruebas y, dependiendo del caso, derivación temporal complementaria, de todo lo cual se informaría y/o sus familiares. Las más graves son esquizofrenia, trastornos esquizoafectivos, trastornos graves de la conducta alimentaria, y otros trastorno de síntomas somáticos con repercusiones y compromiso médico.

 

Los síntomas del estado de ánimo aparecen con frecuencia en individuos con algún trastorno de ansiedad (trastorno de pánico y existencia de fobias que se analiza en al Área de Intervención Trastorno del Estado del Animo), trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno por estrés postraumático.

 

Se analiza la existencia de estos parámetros:

 

Con características mixtas. Los pacientes con depresión como patología pueden comer de forma excesiva y aumentar de peso, pueden dormir en exceso y tener la sensación de ser lentos o sentirse paralizados. A menudo muestran gran sensibilidad al rechazo interpersonal, siempre de forma anómala o desadaptada.

 

Con características melancólicas. Este término se aplica a episodios depresivos mayores con síntomas clásicos de la depresión mayor (agitación, inquietud, irritabilidad e ira; la persona volverse retraída o aislada; sentimiento de fatiga y falta de energía; sentimientos de desesperanza, indefensión, inutilidad, culpa, odio a sí mismo; pérdida de interés o placer al intentar actividades que alguna vez produjeron satisfacción y disfrute). Estas personas pueden mostrar insomnio, perder apetito y peso,  sentirse culpables, mostrarse lentos o agitados. No se sienten mejor cuando sucede algo que anteriormente les agradaba y servía como acicate o motivación para atender las dificultades del día a día.

 

Con síntomas de ansiedad. Muestra síntomas de ansiedad, tensión, inquietud, preocupación o temor junto con un episodio del estado de ánimo. La ansiedad conforma otra Área de Intervención específica.

 

Con inicio en torno al parto. Es posible que se desarrolle un episodio maníaco, hipomaníaco

o depresivo mayor en una mujer durante el embarazo o en el mes después del parto.

 

Los episodios maníacos y depresivos mayores pueden acompañarse de ideas o pensamientos extravagantes que deben ser escuchados y analizados por un profesional.

 

En las alteraciones del estado del ánimo la evaluación contempla también la existencia de patrones de oscilación entre unos y otros, y no sólo las características de un episodio individual: se valorará si existen variaciones rápidas de episodios depresivos, maníacos o hipomaníacos, o si existe un patrón estacional (épocas del año, por ejemplo, otoño, invierno, y remiten en verano, etc.).

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