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Trastornos de ansiedad

 

Cierto grado de ansiedad es normal, adaptativa y quizá necesaria para nuestro bienestar y desempeño normal en la vida diaria. Por ejemplo, cuando nos enfrentamos a un examen o debemos hablar ante un grupo de personas para defender nuestros intereses, el temor al fracaso nos induce a prepararnos adecuadamente. El problema se manifiesta cuando centramos nuestra atención en la ansiedad impidiendo la propia actividad. La ansiedad puede provocar otras conductas que agravan el malestar inicial, generando una espiral de deterioro de alejamiento de la actividad principal, incluso agravando otros problemas del estado del ánimo.

 

Los síntomas de ansiedad pueden también enmascarar la presencia de algún problema por consumo de sustancias, enfermedades que requieren tratamiento médico o incluso un trastorno mental por completo distinto, de carácter neurológico (deterioro cognitivo, por ejemplo).

 

Trastorno de pánico.

 

Estas personas experimentan repetidos ataques de pánico (temor intenso de duración breve) acompañados por síntomas físicos y subjetivos que lleva a desarrollar inquietud si anticipan que pueden aparecer de nuevo.

 

Una persona al inicio de un ataque de pánico suele tener una vivencia de desastre inminente, a veces acompañada de síntomas cardiacos (autopercepción de "arritmias" o aceleración del latido cardiaco) y problemas para respirar (disnea, dolor torácico). El ataque suele iniciarse de manera abrupta y aumentar con rapidez hasta alcanzar su expresión máxima; esta experiencia desagradable suele durar en total menos de media hora.

 

Algunos ataques de pánico se desencadenan en situaciones específicas, por ejemplo atravesando un puente o lugar estrecho, caminar por algún muy concurrido. Otros ataques se generan de manera espontánea, por sucesos inesperados, se denomina trastorno de pánico cuando la disfunción está instalada en la vida de una persona.

 

Agorafobia.

 

Temor a situaciones o lugares por la dificultad para conseguir ayuda si experimentan ansiedad.

 

Se refiere al temor que algunas personas sienten ante cualquier situación inesperada o cuando aprecian que están en un lugar difícil de escapar, donde pudiera no haber ayuda en caso de que se desarrollen síntomas de ansiedad. Espacios abiertos o públicos, cines y los supermercados concurridos son lugares en los que se desencadena; también los viajes lejos del hogar.

 

Las personas con agorafobia pueden evitar por completo un lugar o situación, o bien sufrir ansiedad intensa que requiere la presencia de un acompañante para entrar en el cine o el supermercado, por poner dos ejemplos.

 

La agorafobia puede desarrollarse como resultado de experimentar ataques de pánico, si bien no necesariamente.

 

Fobia específica.

 

Las personas temen a objetos o situaciones específicos, por ejemplo animales de cualquier orden, tormentas, alturas, sangre, desplazamiento en avión u otros medios de transporte, sitios cerrados o cualquier situación que pudiera anticiparse como potencialmente peligrosa. A veces causan vómito, asfixia o preocupación y temor al contagio de alguna enfermedad.

 

La ansiedad que produce la exposición a uno de estos estímulos puede expresarse como un ataque de pánico o una sensación más generalizada de ansiedad, pero siempre se dirige a algo específico. Las personas pueden sentirse preocupadas por lo que pudiera pasarles –desmayarse, entrar en pánico, perder el control– si tuvieran que enfrentarse a ese elemento específico). En general, cuanto más cerca puedan encontrarse del estímulo temido (y más difícil sea escapar del mismo), peor es la sensación, de inmediato comenzará a sentirse nerviosa/o o en pánico, es la ansiedad anticipatoria.

 

Cuando obliga a evitar las situaciones temidas, la ansiedad anticipatoria puede ser un inconveniente importante; incluso puede perjudicar la actividad laboral. Los pacientes con fobias específicas que implican temor a la sangre, una lesión o inyecciones experimentan una "respuesta vasovagal" (disminución de la frecuencia cardiaca y la presión arterial que puede provocar incluso que el paciente se desmaye).

 

Trastorno de ansiedad social.

 

Las personas se imaginan avergonzadas cuando hablan, escriben o comen en público, o cuando usan un baño público en contextos que normalmente entrañan privacidad, impidiendo con ello una actividad deseada. Un temor de atragantarse puede desarrollarse a menudo después de un episodio de este tipo, y puede ocurrir en cualquier momento, a veces se inicia en la niñez y permanece en la edad adulta.

 

El trastorno de ansiedad social (TAS) se debe al miedo a parecer torpe, tonto. Los pacientes temen los errores sociales, como atragantarse al comer en público, temblar cuando escriben o ser incapaces de hablar con naturalidad, incluso temen tocar un instrumento musical que desean probar por la vergüenza que produce ser escuchados en su etapa de aprendizaje. Para algunas personas, por ejemplo, usar un baño público puede generar ansiedad impidiendo una actividad principal deseada si no tuvieran esta dificultad.

 

El temor a ruborizarse y no ser capaces de poner en palabras algo importante. A veces aparecen síntomas como ronquera, temblor y sudoración exacerbadas. Estos pacientes pueden desarrollar ataques de pánico.

 

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

 

Estas personas se sienten tensas o ansiosas una gran parte de su tiempo y se preocupan por cuestiones y hechos que, acumulados, impiden una vida sosegada y productiva. No experimentan episodios de pánico de duración breve, como en el trastorno de pánico.

 

Los síntomas no se centran en un solo estímulo; el nerviosismo es vivido como moderado y crónico y no existen ataques de pánico. Además, “después de todo, sólo se trata de preocupación”, y “eso es algo que nos afecta a todos”. La preocupación en el TAG con frecuencia se inicia sin causa concreta. Y la preocupación es, en ocasiones, difícil de controlar. Conlleva una serie de síntomas físicos que se acumulan hasta generar una sensación de inquietud agitada que acumula sufrimiento en la persona. La preocupación en el TAG se refiere más a cuestiones globales, sin poder centrar y señalar una sola. Por tanto, un observador externo no puede acotar los hechos objetivos que la justifican.

Trastorno de ansiedad por enfermedad percibida psicológicamente

 

Denominado antes hipocondriasis, las personas con salud física objetivada desarrollan un temor infundado de padecer alguna enfermedad grave que con frecuencia amenazan la vida, como el cáncer o la cardiopatía—pero sin síntomas somáticos. Preocupación terrible en definitiva ante la posibilidad de padecer una enfermedad grave.

 

Su ansiedad persiste aunque existe evidencia médica que indica lo contrario y los profesionales médicos así lo manifiestan en sus consultas. El trastorno genera un sufrimiento real. Si no se evalúa y trata, muestra una evolución crónica, y durante años puede interferir con el trabajo y la vida social.

 

Muchos pacientes visitan médicos con la intención de encontrar a alguien que les libere de los trastornos graves que temen padecer.

 

A veces factores psicológicos influyen sobre enfermedades médicas orgánicas. Los aspectos mentales o emocionales del paciente influyen sobre el curso de la atención de un trastorno médico real.

 

Puede haber Trastorno facticio aplicado a uno mismo. En este caso los pacientes desean desempeñar el papel del enfermo (o quizá disfrutan de la atención que se les brinda al permanecer en un hospital) y falsean de manera consciente los síntomas para atraer la atención de los profesionales de la salud. Puede haber trastorno facticio aplicado a otro. Una persona adjudica síntomas a otra, con frecuencia un niño, con el propósito de obtener atención.

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